Anita Berber (Lepizig, 1899 - Berlín, 1928) es más recordada por sus excentricidades que por sus contribuciones a la danza moderna, que fueron notables. Pero indiscutiblemente fue una pionera en los escenarios alemanes por sus eróticas puestas en escena.
Nadie como ella personificaba mejor la decadencia berlinesa de la era de la República de Weimar. Criada principalmente por su abuela en Dresden tras la separación de sus padres cuando era aún muy pequeña, cursó en su adolescencia estudios de danza y teatro con Rita Sacchetto y Emile Jacques-Dalcroze. En 1915 se traslada a Berlín y a la edad de 18 años comienza a trabajar como bailarina profesional consiguiendo muy pronto gran notoriedad.
Durante sus primeros años en la metrópoli ya consiguió actuar en solitario en uno de los mejores teatros de revista de la ciudad: el Wintergarten Varieté. Paralelamente se convierte en una cotizada modelo llegando a aparecer en las portadas de las destacadas publicaciones de moda Die Dame (La Dama) y Elegante Welt (Mundo Elegante).
De todas las imágenes que se tienen de ella es ésta la que sin duda trascendió con más fuerza a lo largo de los años. Un retrato en óleo y témpera de Otto Dix que realizó en 1925 y al que puso el título "La bailarina Anita Berber". El pintor no se caracterizaba por usar el rojo en sus obras y, sin embargo, hizo la excepción con Anita con la clara intención de destacar su gran potencial erótico.
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